Fuente: EL TIEMPO
El pasado 8 de octubre, los residentes del edificio Pinares de Aragón, reportaron a las autoridades un desagradable olor que salía de uno de los apartamentos. El cuerpo encontrado por las autoridades, correspondía a James Hugh Farrell, un exmilitar de Estados Unidos, de 43 años.
Farrell, vivía en ese apartamento hacía cinco años. Según información de EL TIEMPO, el cuerpo fue hallado en el piso de la habitación sin signos vitales y sin señales de violencia.
En el apartamento los policías encontraron mucho desorden, basura, alimentos en descomposición y abundante material de reciclaje.
Al lado del cuerpo del exmilitar hallaron a su mascota, una perrita de raza Yorkie, llamada Gigi, que estaba sucia y llevaba varios días sin comer. Los vecinos lo veían siempre al solitario exmilitar paseando a su mascota en cercanías al edificio donde vivía.
EL TIEMPO habló con Laura Schwalbe, hermana del exmilitar, quien vino en compañía de su esposo a Pereira para recuperar sus pertenencias, ver dónde vivía y repatriar sus restos.
Laura afirmó que James «fue un hijo, hermano y tío maravilloso». Creció en Florida y, cuando tenía más de 20 años se unió al Ejército. Fue aceptado en el pararescuemen (paracaidistas de rescate) de élite de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Esta rama de la Fuerza Aérea lleva a cabo operaciones de búsqueda y rescate, así como otras misiones.
La hermana de James contó que él sirvió al Ejército estadounidense en el extranjero durante 10 años en Irak y Afganistán, donde realizó heroicas labores.
«Era un hombre increíblemente fuerte, corría 10 millas y nadaba durante horas, pero su cuerpo se convirtió en un caparazón de lo que era antes».
Explicó que su hermano se enfermó en el extranjero al contraer un «parásito» que no fue tratado durante años. Lo que vivió en la guerra lo afectó mucho.
Laura se reservó las causas de la muerte de su hermano, pero en la semblanza que hizo de él para EL TIEMPO sostuvo: «Al final, el costo físico y psicológico fue demasiado para que mi hermano pudiera soportarlo. Agradezco que el final de su vida transcurriera en un lugar hermoso y tranquilo».
EL TIEMPO estableció que el propietario del apartamento donde vivía James acogió la mascota del estadounidense tras la muerte de este, le dio comida, la aseó y le compró los elementos que necesita para estar en buenas condiciones. Sin embargo, Laura aseveró que cuando estuvieron en Pereira intentaron reunirse con él y recuperar la perrita, pero no pudieron.
«Queremos traer a Gigi para que nuestros hijos tengan un recuerdo de su tío, mi hermano. Según señaló la hermana de Farrell a EL TIEMPO, el dueño del apartamento exigió 12.000 dólares, para arreglar el apartamento y se negó a devolver a la mascota Gigi.
La hermana del veterano de guerra afirmó que no puede venir a Pereira permanentemente y contratar a un abogado para recuperar la perrita. EL TIEMPO llamó al propietario del apartamento para conocer su versión acerca de todo lo dicho por Laura, pero se abstuvo de dar declaraciones y remitió a su abogado.
Autor: Fernando Umaña Mejía