Jul, 26 2024 - 10:18

Fotógrafo Álvaro Camacho recuerda cómo vivió el terremoto del Eje Cafetero hace 25 años

El reconocido fotógrafo Álvaro Camacho, comparte con los lectores de NotiDigital Colombia, cómo vivió el terremoto del Eje Cafetero hace 25 años.

Estaba en el apartamento 402, inmediatamente empezó a temblar corrí para tratar de bajar, solo alcancé a abrir el portón y abrazar la pared para sostenerme, un brazo adentro y el otro por fuera, escuché como caían cosas, el televisor gordo, libros y elementos de la biblioteca, pero el peor estruendo fue al interior del apartamento 401, el vecino tenía vitrinas con cientos de porcelanas, cristal, botellas y lo peor, había construido un jacuzzi que comenzó a desbordarse y que inundó todo de manera inmediata.

 Cuando el sismo paró cogí mi equipo de fotografía y bajé las escaleras a toda velocidad esquivando ladrillos y escalones rotos, en el segundo piso ayudé a bajar a una anciana a quien casi tumbo y que trataba de hacerlo con dificultad porque la entrada quedó casi obstruida con un muro.

Ubiqué a mis suegros en Santa Teresita, se encontraban bien, con mi suegro que tenía un taxi partimos hacia tránsito de Pereira que quedaba atrás del coliseo mayor para buscar a Mónica mi esposa, en el camino pudimos ver a la gente gritando y corriendo por una fuerte réplica, la encontramos afuera asustada pero feliz de vernos y de saber que todos estábamos bien, les pedí que me dejaran en el centro para iniciar la toma de las fotografías que hoy por hoy son el más completo registro del sismo en la ciudad.

Las imágenes fueron dantescas, familias aplastadas en la calle 21 con 10, un impresionante incendio en la carrera 11 con 21 y lo peor de todo, el edificio de la Droguería Alemana derrumbado, encima de él muchos socorristas tratando de encontrar supervivientes y sobre unos escombros alguien gritó mi nombre, era mi amigo Darío Tejada, – mi esposa y mi hija Camacho, me gritó.

Su esposa y su hija estaban sepultadas debajo de las planchas de concreto, algún socorrista encontró un violín, era de la niña de Darío de 10 años integrante de Batuta. Nos abrazamos y lloramos, después se lo llevaron. No sé cómo, pero recorrí varias horas haciendo fotos desencantado”.