Después de la temporada vacacional que trajo consigo fiestas y la exposición a ruidos fuertes como la música, pirotecnia y al agua de las piscinas, ríos y del mar, hay una recomendación que hacen los expertos en salud en esta época: practicar un tamizaje auditivo.
La exposición a sonidos por encima de los 80 decibeles, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una razón de peso para pensar en un tamizaje auditivo, y más cuando todo concuerda con el inicio del año escolar, cuando se debe procurar que niños y jóvenes estén en condiciones adecuadas de salud.
“Hay que asegurarse que los hijos estén al 100% en todos los aspectos: vacunas, chequeos médicos e incluir algo que generalmente olvidamos, la salud auditiva. Hacer un tamizaje previo al inicio de las clases nos ahorraría muchos dolores de cabeza y, además, saber pueden tener alguna infección en el oído medio por un virus respiratorio, y conocer si tiene una buena audición, porque si no es así, se baja muchísimo el rendimiento escolar”, afirma Lina Rubio, soporte clínico de MED-EL zona norte de América Latina.
En ese sentido, la tecnología puede ser aliada en materia de pérdida auditiva. Por ejemplo, un implante coclear es la solución para personas con pérdida de audición severa o profunda. Esta tecnología se utiliza para reemplazar el funcionamiento de los componentes del sistema auditivo. Los implantes constan de dos partes: un procesador de audio externo que capta las señales acústicas para transformarlas
en eléctricas y una parte interna, encargada de estimular eléctricamente la cóclea.
Funciona en estos casos: cuando hay una hipoacusia neurosensorial severa a profunda o total (sordera), imposibilidad de mejora con un audífono convencional y una predisposición por parte del usuario para recibir el tratamiento.
Acudir a un especialista como un otólogo, otorrinolaringólogo o audiólogo es un paso obligado cuando existan serios indicios de pérdida auditiva. Un profesional está en la capacidad de recomendar desde un audífono, pasando por un implante de conducción ósea o un implante coclear, cuando se trata de una pérdida severa del sentido de la audición, el único sentido que se puede recuperar gracias a la tecnología. A veces las pérdidas auditivas leves no son diagnosticadas en la mayoría de los casos a tiempo, dificultando ejercer acciones de prevención para ello.
Con el fin de la temporada decembrina y el inicio de la actividad escolar también es normal que niños y adolescentes se refugien en la música y por supuesto en los audífonos, que también son dispositivos que pueden llevar a una pérdida auditiva de darse un mal uso por escuchar canciones a todo volumen.
“Es muy importante chequear la salud auditiva de manera anual para verificar si hay buena audición o no. Un tamizaje auditivo consta una inspección visual que nos ayuda a descartar un tapón de cerumen e incluso una infección que podría ser causada por el contacto con agua de piscinas o ríos, o también puede ser causada por afecciones respiratorias agudas por cambios de clima”, destaca.
También en el primer mes del año es importante realizar una audiometría de control para detectar a tiempo una pérdida auditiva y de paso, corregirla.
Se calcula que 446 millones de personas, es decir más de 5% de la población mundial, tienen una pérdida auditiva incapacitante y que 1 de cada 10 perderá el oído en 2050, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Colombia, se calcula en más de 500.000 el número de personas con pérdida auditiva, que resulta discapacitante cuando supera los 40 decibeles en el mejor oído auditivo en adultos y de 30 decibeles en el caso de los niños. En 2020 en Risaralda se diagnosticaron 427 personas con discapacidad auditiva total y miles de personas con algún tipo de sordera o hipoacusia.