Familia del padre Darío Valencia y Diócesis de Pereira se constituyeron en víctimas de desaparición forzada

A un mes de la desaparición del padre Darío Valencia Uribe en Pereira no se sabe nada de su paradero. La Fiscalía designó un fiscal especializado para establecer qué pasó con el sacerdote y la Policía asegura que no ha dejado de buscarlo. Para que la desaparición del presbítero no quede en el olvido, su familia y la Diócesis de Pereira se constituyeron en vícitmas del delito de desaparición forzada.

El obispo de Pereira, monseñor Rigoberto Corredor, en el programa ‘Cristo en la red’, explicó que el objetivo de esa medida «es mantener en la memoria la desaparición del padre Darío y que no se suspenda su búsqueda».

El padre Valencia desapareció el 25 de abril pasado, cuando salió a encontrarse con un intermediario en la venta de una camioneta de alta gama, de marca Nissan Frontier, de su propiedad. En un video de una cámara de seguridad, correspondiente a ese día, se puede observar al clérigo de 59 años y a un hombre vestido con prendas oscuras y gorra negra, subiéndose al carro del padre.

La desesperación de la familia y de la Diócesis aumentó porque dos días después de la desaparición del religioso de 59 años, nacido en el municipio de Risaralda (Caldas), la camioneta del padre fue encontrada en un lavadero de carros en el municipio de Viterbo (Caldas), con rastro de sangre, un orificio de un proyectil en el tablero y varios cartuchos.

NO SE SABE NADA DEL PRINCIPAL SOSPECHOSO

El fin de semana siguiente a la desaparición del padre, el alcalde de Pereira, Mauricio Salazar, informó que el hombre que le estaba ayudando al sacerdote a vender el carro viajó a París (Francia) y fue capturado por las autoridades en el aeropuerto Charles de Gaulle. Sin embargo, el principal sospechoso fue retenido y no capturado porque en su contra no había un circular de Interpol.

Un mes después de la desaparición del padre Valencia, del presunto autor de su desaparición no se sabe nada.